Para dar la vuelta

Lo que Francia nos heredó

Por: Itzel Huerta

México es un país cuya historia está construida en gran parte bajo la influencia de otras naciones, la presencia de Francia en México va más allá de la Guerra de los Pasteles y la Batalla de Puebla, sucesos que destacan de la intervención francesa, pues los conflictos armados no son la única relación que se mantiene con la nación europea, ya que ha sido también ejemplo e inspiración de modernización en periodos como el Maximato y el Porfiriato.

La historia nos remite en más de una manera al pasado, ya sea por medio de rasgos, prácticas, diseños, objetos, estructuras y lugares. La gastronomía mexicana también tuvo su buena dosis de Francia en la creación de platillos y la llegada de la repostería a nuestro país, muestra de ello es la pastelería El Globo, reconocida por haber sobrevivido a la Revolución Mexicana, horneada por manos francesas e italianas. Francia está más presente de lo que creemos, en las calles, en el metro, en los museos y edificios de la ciudad, en los parques e incluso en cada pancito que degustes. Las maletas están listas para ir a París por los Juegos Olímpicos, pero antes de irnos, en este Para dar la vuelta les invitamos a mirar a su alrededor y a visitar sitios que son registro de lo que Francia nos heredó.


En lugares cotidianos


¿Conoces la entrada del metro Bellas Artes del lado de la Alameda Central?, aquella que porta un marco de herrería verde al estilo Art Nouveau y en la que se puede leer la palabra Metro, es en realidad una réplica de las entradas del metro de París diseñadas por Hector Guimard. Este guiño parisino alude a la relación que México y Francia mantuvieron entre sus sistemas de transporte, al haber comprado a la empresa francesa Alsthom, los primeros vagones del metro. Fue colocada en 1998 e inaugurada por el presidente francés Jacques Chirac durante su visita a México.

Muy probablemente has visto las bancas de hierro que se encuentran en los parques, aquellas pintadas comúnmente de color negro o verde. Esas bancas son una de las influencias del arte modernista en México y el hecho de que se encuentren en los parques, parte del interés que el presidente Porfirio Díaz tuvo en el desarrollo urbano. Sin embargo, no se alude únicamente a él que existan, pues la corriente modernista surgió en Europa, pero no tardó en llegar a Latinoamérica y, aunado a los proyectos de urbanización, el Art Nouveau se retomó en fachadas, fuentes, parques y acabados sofisticados de herrería; se dice también que está presente en las ciudades de los pueblos gracias a la iniciativa de democratizar el arte.

El Paseo de la Reforma es uno de los lugares que refiere a la influencia francesa, pues fue mandado a hacer por el emperador Maximiliano de Habsburgo para poder transportarse del Castillo de Chapultepec al ahora Palacio Nacional. Inicialmente se le conoció como Paseo de la Emperatriz y se construyó retomando la influencia parisina de bulevares, calles anchas que permitieran transitar a los carruajes de manera directa. Esta construcción fue un paso directo a la modernización, aunque sólo podía ser usado por la clase burguesa. Con el paso del tiempo se permitió acceso a todo público, se agregaron las aceras, se montaron esculturas y se fue edificando a como la conocemos hoy en día.


En monumentales edificios


El Castillo de Chapultepec fue construido durante el Segundo Imperio Mexicano, es conocido por haber sido la residencia de Maximiliano de Habsburgo y la emperatriz Carlota. La influencia de la arquitectura francesa se ve reflejada en diferentes espacios del edificio como las escalinatas, patios, vestíbulos, salones y comedores que plasman el estilo Neoclásico, característico del siglo XIX.

El Palacio de Bellas Artes es uno de los edificios más reconocidos a nivel mundial, pues su arquitectura con elementos característicos del Art Nouveau y Art Decó son distinguidos en sus jardines, el Teatro Principal, la cúpula, las escaleras y los acabados en mármol que podemos apreciar al circular por la avenida 5 de mayo. Fue una petición del entonces presidente Porfirio Díaz, quien tomó a París como referente principal para edificar la Ciudad de México. Para lograr su cometido demolió gran parte de los edificios y casas existentes, en este caso, el Gran Teatro Nacional de México desapareció para dar lugar al Palacio que hoy conocemos. Además de haber sido una obra en conmemoración del centenario de la Independencia, el arquitecto encargado fue el italiano Adamo Boari, quien retomó en gran parte la influencia de las corrientes artísticas francesas.

Otro de los aspectos que caracteriza la presencia de Francia en México es la industria textil, la exportación de telas y el establecimiento de industrias en el país que dieron trabajo a los mexicanos. Esta ocasión nos centraremos en el Palacio de Hierro, específicamente en la sucursal ubicada sobre la avenida 20 de noviembre en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Este edificio es la primera sucursal de las famosas tiendas departamentales, un proyecto creado por los franceses Jules y Henri Tron que comenzó con la venta de telas y prendas en un pequeño local, pero que posteriormente decidieron emprender un proyecto de venta de productos importados que se consumó en 1891 como un edificio con herrería, mostradores y maniquíes, un éxito rotundo que fue sumamente concurrido. Sin embargo, sus creadores no son lo único francés que refiere la tienda departamental, pues en 1914 sufrió un incendio que dañó severamente la estructura, por lo que fue remodelado por el arquitecto Paul Dubois, quien retomó elementos del Art Decó y Art Nouveau en el inmueble que conocemos hoy en día.


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